Salerno pertenecía en esta época al Virreinato de Nápoles, del que Carlos V fue monarca (con el nombre de Carlos IV de Nápoles). El último príncipe de Salerno, Ferrante Sanseverino, invitó al emperador a la ciudad, hospedándose durante tres días en el palacio Ruggi d´Aragona, ya que el emperador no quiso subir hasta el castillo.