Innsbruck fue ciudad de recreo estival de la dinastía Habsburgo durante siglos. Su impronta ha quedado en muchos de los rincones del casco antiguo, uno de los mejor conservados de Austria, y en gran cantidad de edificios como el Goldenes Dachl, la iglesia de la Corte, el Palacio Imperial o el castillo de Ambras. Situada en pleno Alpes, es un importante centro de turismo de naturaleza, en especial de deportes de invierno. En verano tienen lugar una recreación histórica denominada “Veladas de la corte del emperador Maximiliano I”, que rememora las jornadas festivas que la corte imperial celebraba durante su estancia en Innsbruck.