Maastricht es una de las ciudades más antiguas de Holanda. Visitando su centro histórico se pueden contemplar edificios religiosos como la basílica de Nuestra Señora, la iglesia de San Servacio, los restos de las fortificaciones que hasta el siglo XIX defendieron la ciudad, monumentales casas señoriales y algunas de las calles y plazas más bellas del país, como la plaza de Nuestra Señora o la plaza Vrijthof.