La villa, famosa por las fábricas de aguardientes, conserva un importante patrimonio arquitectónico. Entre los edificios religiosos destacan la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Consolación, de estilo gótico mudéjar y renacentista; la iglesia de San Benito, de estilo clasicista y los conventos renacentistas de Madre de Dios y de San Agustín. Además hay abundantes viviendas de la Edad Moderna, en especial en torno a la Plaza Mayor.