En 1541 Carlos V intenta tomar Argel para acabar con el feudo del almirante otomano Barbarroja, que tenía la ciudad como base de operaciones. El propio emperador dirigirá la expedición, conocida como la “jornada de Argel”. Cerca de la costa argelina la flota sufre un temporal, pese a lo cual el ataque continúa y la ciudad es sitiada. Sin embargo, las condiciones metereológicas no mejoran y las tropas se ven cada vez más mermadas, por lo que finalmente el emperador desiste del sitio.