En la localidad de Rasines, el insigne arquitecto Rodrigo Gil de Hontañón dejó escrito en su testamento que se levantara la iglesia parroquial de San Andrés, cuyas obras debieron comenzar a finales del siglo XVI. El templo, declarado Bien de Interés Cultural, es un edificio de planta de cruz latina con ábside cuadrangular. En el interior destaca el retablo de estilo barroco. En la misma localidad se encuentra la ermita de Nuestra Señora de Villasomera, de estilo gótico. En la localidad de Ojebar se levanta la iglesia de San Sebastián, ya documentada a finales de la Edad Media, pero que tuvo importantes reformas en el siglo XVI. En Cereceda, la iglesia de San Martín también debió ser construida entre finales del siglo XV y principios del XVI. El puente de La Edilla, levantado en el siglo XV, formaba parte del camino real que siguió el emperador a su paso por esta comarca. Tradiciones en torno a emperador: Cuentan en Rasines que el emperador tuvo una amada, al parecer una dama de clase alta del barrio de La Edilla. Se conserva en el archivo municipal una curiosa historia sobre uno de los viajes en que el emperador pasó por el municipio: "Real Suceso de grata memoria: Cuenta la tradición y se tiene por verídico que en alguno de los viajes que hizo el Emperador y Rey Carlos 5º de Alemania y 1º de España desde la Corte a Laredo, al volver de esta Villa en la que tan buenos recuerdos dejó en alhajas de Iglesia, etc. Se detuvo en esta Posada de Rasines y tomó algún refrigerio, de cuyas viandas formaban parte principal cantidad de huevos de gallinas. La prevenida pupilera reivindicando a una colega de Laredo cobró al Emperador y Rey Don Carlos un duro por cada huevo. Con razón parecíole caro al Rey, y preguntó el por qué eran tan caros los huevos; y la pupilera le contestó que los huevos abundaban y se compraban baratos, pero que en cambio eran escasos los Reyes, que por milagro veía uno, y que cuando se veía un Rey había que aprovecharlos y celebrar de algún modo la presencia del Rey en estos rincones de la Nación. Celebró el Rey con sonrisas la ocurrencia, pagó sin reparar la cuenta y hasta dio valiosa propina a la experta sirvienta, Año 1522, tenía el Rey 22 años.Esta feliz y muy celebrada ocurrencia de la Posadera de Rasines tenía su origen en que durante la estancia del Emperador y Rey en Laredo le sirvieron y gustaron mucho las sardinas frescas, que a su sustancia fueron su plato favorito, hasta que un día ponderando las sardinas preguntó si eran caras. Y la inadvertida sirvienta le contestó que las sardinas era el pescado más abundante y el más barato, por tanto el que más gustaban los pobres. Por tal contestación, que aunque era verdad fue inoportuna, el Rey debió creerse humillado y acaso censurado, por el preferente uso de las sardinas, y dio orden de que no se las sirvieran más. Este caso se divulgó en la comarca, provincia y acaso en el Reyno. Y a la Posadera de Rasines cupo la honrosa astucia de vindicar a su colega la de Laredo, haciendo pagar al Rey los huevos a duro cada uno”.